En la demanda de divorcio Mary Louise Bell expuso: “Él comienza a trabajar con problemas de cálculo en su cabeza tan pronto como se despierta. Hacía cálculo mientras conducía su coche, mientras estaba sentado en la sala de estar, y mientras estaba acostado en la cama por la noche.”
Esta queja era espetada contra una de las mentes mas brillantes del siglo pasado. Y es que, efectivamente, Richard Feynman no paraba de calcular, de aprender, de aportar. Solo los nombres de las distintas formulaciones en las que participó hacen de este personaje un portento: teoría de la electrodinámica y mecánica cuántica, física de la superfluidez del helio, modelo Parton para la física de partículas, diagramas de Feynman… También ayudó a desarrollar la bomba atómica, introdujo el concepto de nanotecnología, y ganó el Premio Nobel de Física en 1965. Además era ocurrente, divertido, aficionado a tocar los bongos y tremendamente excéntrico.
Sin embargo una cabeza tan compleja y privilegiada nos donó a los mortales de a pie un algoritmo para aprender. En el fondo, de eso se trata la vida, de aprender. En el Instituto de Tecnología de California donde daba clases, se le conocía como el “gran explicador” debido a que su principio rector era que no poder explicar algo que entendiera un alumno de primer curso, quería decir que ese tema aún no estaba suficientemente entendido. Se oponía al aprendizaje memorístico o a cualquier forma de aprender que antepusiera la forma a la razón.
Su técnica de aprendizaje es tan simple como efectiva y nos ayuda tanto a aprender nuevos contenidos como a identificar conceptos que todavía no manejamos muy bien.
Paso 1: Enséñaselo a un niño
Toma una página en blanco y escribe como título el concepto que quieres aprender. Escribe todo lo que sepas de ese tema, pero como si se lo estuvieras contando a un niño de 8 años. El objetivo es que no nos escondamos detrás de nombres técnicos y realmente averigüemos con cuanta profundidad manejamos el tema
Paso 2: Revisión
En el paso anterior habrás notado brechas en tu conocimiento. Conceptos que no has conectado del todo bien o ideas que quedan sueltas. O simplemente has olvidado cosas importantes. Eso es bueno, acabas de descubrir los límites de tu conocimiento. Vuelve ahora y busca la información que rellene esos huecos y tu aprendizaje real habrá comenzado.
Paso 3: Organiza y simplifica
Reúne todas las nuevas notas que has recogido del paso anterior al buscar más información y organízalas de manera fluida en una historia. Léelas en voz alta. Si todavía suena confuso quiere decir que tu entendimiento del tema todavía necesita trabajo.
Paso 4: Compártelo
Este paso es muy bueno y opcional. Si realmente quieres estar seguro de que has comprendido perfectamente el tema , cuéntaselo a alguien. Lo ideal es que sea una persona que sabe un poco de la materia. Cuando sabemos algo tenemos confianza en nosotros, pero cuando lo compartimos adquirimos la seguridad.
La inteligencia, como la creatividad, es un proceso de aprendizaje continuo. La idea de este ejercicio es no solo aprender cosas nuevas sino testar nuestros conocimientos en aquellas materias que pensando que las dominamos con soltura, a lo mejor no es tanto así.
“El primer principio es que uno no se debe engañar a sí mismo y uno es la persona más fácil de engañar” Richard Feynman