19 Dos caminos para el cambio

Pensamos con frecuencia que cambiar es duro y difícil. En realidad todo empieza con una intención que abre dos caminos:

El camino de Lao Tzu: «El viaje de mil millas comienza con un solo paso»

El camino de Zenón: El movimiento es imposible. Paradoja de la dicotomía: Un móvil no puede recorrer una distancia finita, pues para ello primero deberá alcanzar antes la mitad de esa distancia. Pero antes aún, debe alcanzar la mitad de esa mitad, y así sucesivamente. Como no se pueden recorrer infinitas magnitudes, el movimiento es imposible.

Si has elegido el primer camino lo único que tienes que hacer es centrarte en ese primer paso. Para ello podemos apoyarnos en Kaizen, un método japonés de gestión de la calidad, con una historia muy curiosa que puedes leer aquí. Kaizen se traduce como «mejora continua». Se compone de varios pasos que nos permiten analizar variables críticas del proceso de producción y buscar su mejora en forma diaria con la ayuda de equipos multidisciplinarios. Se trata de mejorar la calidad y reducir costos de producción con sencillas modificaciones diarias.

Cuatro pasos: 1. Planificar – 2. Hacer – 3. Verificar – 4. Actuar

Primero venos qué queremos cambiar, lo desglosamos en pequeños cambios y trazamos una estrategia diaria para acometerlos. Realizamos las pequeñas acciones que hemos definido; chequeamos que efectivamente está funcionando y finalmente hacemos pequeños ajustes y el cambio se va produciendo.

El segundo camino (suele estar más transitado, por cierto) es la excusa perfecta para no hacer ningún cambio. Nuestra vida es un sistema homeostático. Es decir, somos un sistema con una gran capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios del entorno. O lo que es lo mismo, nos aferramos a lo conocido y confortable. Este camino está apoyado por la creencia de que para conseguir grandes cambios hay que hacer grandes cosas, que solo conseguiremos resultados haciendo grandes y espectaculares cambios. Esto es cierto en algunas, pocas, ocasiones. La mayoría de las veces se requerirán solamente pequeñas modificaciones en nuestros hábitos para conseguir grandes logros. (Aquí entra la teoría de los 21 días para conseguir un cambio verdadero con la adquisición de un nuevo hábito)

¿Por qué no aprender de los dos caminos? Empezar con el pensamiento de Lao Tzu, y luego tirar de Zenón para desglosar cada paso en partes muy pequeñas que se puedan acometer sin esfuerzo.

Ejemplo práctico: imagínate que el cambio que quieres dar es convertirte en una persona más productiva:

  1. Haz una lista de las actividades que te llevan mucho tiempo pero que no aportan ni son estimulantes para ti (ver tv, leer frases huecas en Facebook, navegar sin rumbo en la web, lecturas que no te enseñan nada…)
  2. Haz una lista de aquellas actividades que te gustaría intentar y sientes que son más productivas que las que haces ahora (cada día añade un nuevo elemento a la lista)
  3. Ahora que ya tienes las tareas que quieres empezar a realizar, ¡A por ello!, pero de forma suave, poco a poco. Por ejemplo si quieres empezar un diario, comprométete a escribir solo tres frases al día. Si decides tomar clases de yoga, a lo mejor puedes empezar por sentarte en el vestíbulo del centro de yoga y ver a los estudiantes entrar y salir
  4. Cada día anota el nombre de una persona que sientas que está viviendo una vida productiva, y apunta una cosa que esta persona está haciendo de manera diferente a como lo haces tu.

No sé, quizá esto te ayude con esa resolución de año nuevo que solemos tardar 4 en cumplir.  🙂

Autor: Jon Elejabeitia

CEO & Founder NEXTYOU, Arquitecto

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